jueves, 29 de abril de 2010

PEÑAROL-NACIONAL y un conflicto invisible, fuera de lo clásico

En oportunidad del clásico entre Peñarol y Nacional disputado el último domingo, la opinión pública se vio sorprendida cuando desde las ondas de Radio Universal, en el espacio conducido por Alberto Kesman, se emitieron numerosos avisos del Sindicato de Artes Gráficas, calumniando al diario LA REPUBLICA.

Coordinadamente con esta acción, colgaron en diferentes puntos de la ciudad, pasacalles que atacaban a "LA REPUBLICA, el diario oficialista", acusándolo de "represión sindical". Ante la difamación pública a un medio de comunicación al servicio de los intereses estratégicos de los trabajadores, que no genera plus valía económica alguna, ajeno a toda tasa de explotación, REG SA editora del diario LA REPUBLICA, se dirige a la opinión pública formulando la siguiente declaración:

1) Ignorábamos la existencia de un conflicto entre el SAG y nuestra empresa. Nos enteramos por el aluvión de costosos mensajes publicitarios y pasacalles contra "el diario oficialista", desplegados intempestivamente por ese gremio. Nos llama la atención la forma artera de romper hostilidades, así como la insólita falsedad sobre una represión sindical inexistente, sin un sólo caso a exhibir, decidiendo un conflicto sin preaviso alguno, que no es la costumbre del movimiento sindical uruguayo desde su fundación. También llama la atención el ensañamiento contra el diario plural, jamás desplegado de ese modo contra otros medios de prensa afiliados a intereses contrarios a los trabajadores. No existen antecedentes de campañas radiales de semejante envergadura, del SAG contra un medio de prensa.

2) Antes de esta inexplicable ofensiva del SAG mantuvimos numerosas reuniones en el Ministerio de Trabajo, donde en un clima de respeto mutuo se alcanzaron acuerdos justos en la DINATRA el 7 de abril pasado, que fueron ratificados en votación unánime por la asamblea de nuestros trabajadores, por su comité sindical y por el gremio de periodistas y administrativos, APU, que representa al 84% de nuestro personal, instrumento que a juicio de esa Secretaría de Estado, obliga legalmente al 100% de los trabajadores de LA REPUBLICA.

3) En el diario LA REPUBLICA existe un absoluto respeto a las actividades sindicales de sus trabajadores. Desde que se notificó a la empresa la formación de un comité que representa a los afiliados a APU y otro comité que representa a los afiliados al SAG, la empresa se ha reunido con ellos todas las veces que lo han solicitado, autorizándose en los propios lugares de trabajo todas las asambleas que fueron comunicadas. Jamás fueron descontadas las horas no trabajadas por actividades sindicales o asambleas que en muchos casos duraron varias horas. A pedido del SAG se comenzará a descontar de los salarios la cuota sindical para ser volcada al sindicato. No ha existido una sola sanción, ni despido, ni represión de tipo alguno contra ninguno de los trabajadores, sean gráficos o no, de nuestro diario.

4) La situación del SAG en LA REPUBLICA provoca perplejidad. De los 213 trabajadores que laboran en nuestro diario y figuran en la respectiva plantilla del personal, 178 pertenecen a APU, 35 son gráficos de los cuales 28 no quieren afiliarse al SAG y no podemos obligarlos a ello y sólo 7 según el propio sindicato que nos proporcionó sus nombres para descontarles la cuota sindical, son afiliados al SAG.
Pues bien, parece que 7 trabajadores de nuestro diario, contra la opinión de los 206 restantes (96.7%), contra la opinión de la gremial (APU) que agrupa al 84% de los funcionarios de LA REPUBLICA, contra la opinión del 82 % de los gráficos y contra la opinión del Ministerio de Trabajo que avaló el acta del acuerdo, se declararon en conflicto, sin siquiera especificar cuáles son sus reclamaciones o las causas del mismo y sin indicar en qué consiste la represión sindical que denuncian.


5) Por otra parte es un conflicto muy singular, ya que el diario ha salido todos los días, ningún trabajador gráfico afiliado o no, ha interrumpido siquiera por unos pocos minutos sus actividades, producto del conflicto invisible decretado por el SAG, contra la opinión del 96.7 % de los trabajadores de LA REPUBLICA.

6) Desconocemos las causas de este conflicto inusual, que al parecer nos enfrenta a 7 trabajadores, con los cuales la única divergencia que tenemos es que trabajan menos de 4 horas y cobran las 8 horas por las que fueron contratados. Este tema se encuentra en discusión en el Ministerio de Trabajo. El caso más inaceptable es el del jefe de electromecánica, cargo de confianza si los hay, cuya contratación le cuesta a nuestra empresa la suma de $ 38.639 pesos mensuales, el doble de cualquier gráfico, y que se niega sistemáticamente a trabajar las 8 horas por las que fue contratado pese a existir trabajo imprescindible, dentro de su horario, en las numerosas máquinas de nuestra empresa. Cuando lo intimamos a que cumpla su horario, y trabaje todos los días contratados, ya que sólo trabaja menos de 4 horas diarias y se toma, a diferencia de sus compañeros, un día franco más que los demás, nos contestó afiliándose al sindicato, hecho legítimo e incuestionable, con la salvedad de que lo hizo para defender un privilegio personal de trabajar menos horas y menos días que los que marca el consejo de salarios, en una irritante desigualdad con los restantes trabajadores del diario.

7) Toda la publicidad del SAG contra LA REPUBLICA, se basa en una inexistente represión sindical. De haber ésta existido, debió ser denunciada concretamente en el Ministerio de Trabajo donde mantuvimos diversas reuniones. Es la primera vez que observamos que un sindicato denuncia represión sindical y no la identifica.

Nuestra empresa no ha despedido a ningún gráfico, sean afiliados o no al SAG, no ha sancionado tampoco a ninguno de ellos, más allá de que si lo tiene que hacer ante incumplimientos comprobados, no distinguirá entre afiliados o no, porque no creemos en privilegios surgidos de membresías. El ser afiliado de un sindicato es un honor y un compromiso solidario, no una patente de corso para trabajar menos de lo pactado diferenciándose en forma irritante del resto de los trabajadores. Esta afirmación consta en las actas fundacionales y en la práctica cotidiana de la central que agrupa a todos los trabajadores uruguayos.

Lo absurdo de la situación es que no ha existido el mínimo gesto de nuestra empresa que implique represión sindical. Y como no existió, les fue imposible identificarlo y denunciarlo, optando por una acusación genérica que ninguno de los 213 trabajadores de LA REPUBLICA, sabe de qué se trata. Salvo que se entienda por persecución sindical notificarle al jefe de mecánicos, afiliado recientemente al SAG, que debe cumplir sus 8 horas todos los días de la semana, respetando su día franco, y que debe ubicar su automóvil con el que llega al diario en un lugar que no dificulte la circulación, notificándole además, ante versiones no comprobadas, que está prohibido ingresar armado a las instalaciones de nuestra empresa. O que consideren represión sindical haber suspendido a un sub-jefe de sección por fumar en su lugar de trabajo después de múltiples advertencias y de haber tenido que pagar multas aplicadas por el Ministerio de Salud por esa causa. Como suponemos que el SAG no puede, por razones de mero sentido común, estar refiriéndose a esta notificación o a esta suspensión con causa justificada, como un acto de "represión sindical" como alega irresponsablemente su publicidad, es que nos preguntamos a qué clase de represión se está refiriendo.

8) Es de destacar además que según nota del propio SAG del 1º de diciembre de 2009 entregada a nuestra empresa, ese sindicato designó como dirigentes sindicales del diario LA REPUBLICA, al 71.4 % de todos los gráficos afiliados al SAG que trabajan en nuestro diario, (5 dirigentes en 7 afiliados) en otro despropósito cuya única explicación es violentar la ley del fuero sindical para fomentar el conflicto que anida en sus mentes. Es como un ejército de setecientos hombres donde hay 500 generales y 200 soldados, o una orquesta dirigida por 5 batutas y sólo 2 músicos.

9) Es en este contexto que este sindicato, que se ha enrolado en la crítica irracional contra el gobierno popular, que nada tiene que ver con aquel sindicato de izquierda conducido por el inolvidable Gerardo Gatti, lanza una feroz campaña de opinión pública, representando a sólo el 3 % del personal de LA REPUBLICA, para difundir un conflicto inexistente, con la única finalidad de minar la imagen del único diario de circulación nacional los 7 días de la semana, con que cuentan las fuerzas del cambio.

10) La alianza objetiva de este sindicato, con las fuerzas de la derecha política, aislándose cada vez más del movimiento sindical y de sus bases, es la única explicación que tiene este desatino contra la fuente de trabajo de más de 200 familias y contra la opinión de todos los afectados. Llama la atención que el único diario que difundió este inexistente conflicto fue el diario El País, que nunca difunde conflicto alguno, salvo que afecte al gobierno progresista o que involucre a sus competidores de izquierda. Llama también la atención que este belicoso sindicato, tan pacífico con el resto de los diarios conservadores, donde no se permite su existencia sindical, y donde jamás hemos visto ni remitidos ni campañas de radio o pasacalles contra ellos, exhiba esta campaña desmesurada y falsa, sin motivo alguno, contra este diario de izquierda. En esa misma cuerda se inscriben los pasacalles contra "el diario oficialista". Ese calificativo contra nuestro diario, sólo lo habíamos leído en el semanario orgánico de la derecha vernácula y en otros órganos opositores. Jamás en una organización presuntamente de izquierda, salvo que ésta considere algo denigrante apoyar al gobierno progresista. Como este sindicato carece de representatividad y de afiliados en el diario que hoy ataca, y no puede lograr el atraso ni de un solo minuto en nuestras ediciones, sólo le restaba hacer lo que hizo: lanzar una mentirosa campaña de desprestigio, agregando a la sigla SAG, la del PIT CNT, organización con la cual mantenemos estrechos lazos fraternales, intentando hacer creer a la opinión pública que la central de los trabajadores está en conflicto con LA REPUBLICA. Si bien la mentira tiene patas cortas, el único capital de nuestro diario, es su credibilidad e imagen y su irrevocable decisión, probada durante 22 años, de ser coherentes en la defensa del proyecto popular. Una campaña de este tipo, sobre bases calumniosas y falsas, cuando no existe ningún conflicto con el 96.7 % de su personal periodístico y gráfico, y cuando no se ha dado un solo caso de persecución sindical, lo único que busca es deteriorar la fuente de trabajo de los seres humanos que dice defender.

Ha sido éste un nuevo baldón en la historia de un sindicato, antaño ejemplar y hoy representante de un ultrismo cuyo principal enemigo parece ser el gobierno popular y quienes lo apoyen.

11) Ponemos de testigo de todas nuestras afirmaciones y de la inexistencia de represión gremial en nuestra empresa, al Comité sindical de empresa del diario, a los 178 periodistas y administrativos de nuestro medio, a los 28 trabajadores gráficos de LA REPUBLICA no afiliados al SAG, al Ministerio de Trabajo y también, si lo desean, a los 7 afiliados al Sindicato de Artes Gráficas. Y nos preguntamos, ¿cómo puede defenderse una empresa que cuenta con acuerdos firmados en el Ministerio de Trabajo con la inmensa mayoría del personal, donde no existe denuncia alguna de represión sindical, cuando un sindicato que cuenta con sólo 7 afiliados en un total de 213 trabajadores intenta debilitar con su costosa campaña de calumnias, la fuente de trabajo de numerosas familias, así como al instrumento que ha probado ser, día a día, la locomotora escrita de las ideas del nuevo Uruguay?

12) Consideramos esta ofensiva dolosa contra nuestra casa periodística y los trabajadores que la desarrollan; una provocación bien articulada que cuenta con el apoyo de la derecha en todas sus expresiones, la misma que nos acusa junto con el SAG de tener el deshonor de ser "el diario oficialista".

Tengan claro nuestros lectores y la izquierda de nuestro país, que no cederemos a esta provocación.

Dentro de unos días cumpliremos 22 años al servicio de las mejores causas del pueblo uruguayo. Es lógico que quienes no comprenden la nueva era progresista que está cambiando a la Nación, quieran detener la permanencia y la influencia del único diario de izquierda en toda la historia del país que circuló en forma ininterrumpida 22 años seguidos. Ese récord desanima a los adversarios históricos del cambio social. Nosotros, durante 22 años más, continuaremos desanimándolos.


REG S.A.
Editora del diario LA REPUBLICA


La República, 25 de abril de 2010

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